Depardieu, ante el juez: “Una agresión sexual es algo más grave que una mano en el culo”
En el tercer día de juicio al actor, varias testigos apoyan la versión de las dos denunciantes y describen actos similares: “Esas mujeres no mienten. Ese hombre es peligroso”
El actor francés Gérard Depardieu, al que se juzga desde el lunes por presunta agresión sexual a dos mujeres con las que trabajó en el rodaje de la película Las persianas verdes en 2021, ha vuelto a negar este miércoles las acusaciones en una jornada en la que les tocaba declarar a los testigos. Varias mujeres han respaldado las versiones descritas por las dos presuntas víctimas y ...
El actor francés Gérard Depardieu, al que se juzga desde el lunes por presunta agresión sexual a dos mujeres con las que trabajó en el rodaje de la película Las persianas verdes en 2021, ha vuelto a negar este miércoles las acusaciones en una jornada en la que les tocaba declarar a los testigos. Varias mujeres han respaldado las versiones descritas por las dos presuntas víctimas y han relatado comportamientos inapropiados por parte del intérprete.
“Puedo ser un asqueroso, pero no soy más que eso”, defendió Depardieu en su segundo día de declaración, escudándose en ese carácter “irreverente” que muchos han descrito para justificarle. Por ejemplo, la actriz Fanny Ardant, que compartió reparto en la citada película. “Un gran actor tiene a veces un carácter extravagante, insumiso”, ha justificado la intérprete, amiga del actor. Ha sido el primer testigo en salir a la palestra en su defensa.
Durante la audiencia, Depardieu admitió no tener muy claro el concepto de agresión sexual. Lo dijo después de que declarase la segunda de sus presuntas víctimas, identificada como Sarah, que trabajaba como asistente de realización en Las persianas verdes, de Jean Becket. “Yo no he cometido una agresión sexual. Una agresión sexual es algo más grave que lo que ella dice, una mano en el culo… Para empezar, no le he tocado el culo y no le toqué los pechos”, declaró el actor esta mañana, en respuesta a la acusación. La abogada de la presunta víctima, que no quiso dejar escapar la ocasión que se le abría, le preguntó qué entendía él por agresión sexual. “Soy incapaz de describir una agresión sexual ante un tribunal que me juzga por ello”, respondió Depardieu.
Ante el tribunal, Sarah ha relatado cómo Depardieu la abordó en tres ocasiones una noche que se encontró sola con él, durante el rodaje, y este le tocó los glúteos y los pechos. “Recuerdo que me quedé bloqueada y haberle dicho ‘no’”, ha declarado. Según su relato, él insistió. Ella asegura: “Recuerdo haber dicho que no dos veces”.
La jornada ha sido tensa, como las dos precedentes, hasta el punto que el presidente del tribunal amenazó con suspender el debate. Sarah, la segunda en testificar de las mujeres que lo acusan, describió los comportamientos de Depardieu durante el rodaje. “En el plató estaba todo el día hablando de sexo, de vaginas, escucha todo lo que pasa, observa y luego lo usa para humillar. Yo estaba saliendo de una ruptura, él lo escuchó y lo usó en mi contra”, declaró la mujer.
La actriz Fanny Ardant es de las pocas que le ha defendido: “Estoy aquí para defender la verdad. La verdad es como una sombra que cambia en función de la luz que proyectamos sobre ella”. Dice no haber visto nunca un gesto desplazado por su parte. “Sé que la sociedad ha cambiado y que las referencias no son las mismas. Cosas que antes tolerábamos ya no son tolerables y sé que hay mucha gente que no ha querido venir a defender a Gérard porque tienen miedo”.
A lo largo de la tarde, han declarado otras mujeres del mundo del cine (una que trabajaba en vestuario, una técnico, otra actriz o una periodista), que han apoyado las versiones de las dos presuntas víctimas y han relatado hechos similares, no denunciados. “Esas mujeres no mienten. Ese hombre es peligroso”, ha dicho una de las testigos.
“Una especie de impunidad”
Una periodista ha contado cómo en 2007, durante la grabación de un reportaje en Tel Aviv, Depardieu empezó a masajearle la espalda delante de gente. “Es difícil testificar aquí porque se nos pide que nos callemos todo aquello que nos ha herido”. La testigo ha criticado el comportamiento sexista del intérprete, y el silencio alrededor: “¿Cree que había una especie de impunidad?”, le ha preguntado la abogada de una de las presuntas víctimas. “Sí, Depardieu había tomado el poder”.
En la sala de audiencia del Tribunal Correccional de París, donde se le juzga, Francia asiste al crepúsculo de uno de los actores más emblemáticos del cine nacional. Él mismo se lamentaba de que ya no ha vuelto a trabajar, desde que empezaron a sucederse las denuncias contra él. Su abogado, Jérémie Assous, ha denunciado que su cliente “está excluido socialmente”, sin haber sido aún condenado.
Estos días se procesa a Depardieu por las denuncias de estas dos mujeres, pero hay otra veintena que había trabajado con él a lo largo de su carrera y que denunció hace meses hechos similares al medio Mediapart. El juicio al intérprete cristaliza el movimiento del #Me Too en el cine francés y se ha convertido en símbolo del feminismo, que considera que este caso es solo la punta del iceberg.